jueves, agosto 21, 2025

Cómo maridar vinos y quesos correctamente, la propuesta de DEMUERTE WINES

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El maridaje entre vino y queso ha sido tradicionalmente considerado uno de los grandes placeres de la gastronomía, un encuentro en el que la riqueza sensorial de ambos productos se potencia de manera mutua. En el caso de España, país con una destacada tradición tanto vinícola como quesera, esta combinación adquiere una relevancia especial, ya que la variedad de estilos permite múltiples posibilidades de armonía.

En este contexto, DEMUERTE WINES aporta una visión diferenciada a través del vino DEMUERTE, cuya singularidad enológica y estética lo convierte en un aliado ideal para descubrir combinaciones que equilibran intensidad, textura y sabor.

Equilibrio y contraste en el maridaje

El vino DEMUERTE se caracteriza por unir técnicas tradicionales de elaboración con una identidad estética contemporánea y arriesgada, lo que le otorga una personalidad propia en el sector vinícola. Esa misma personalidad lo convierte en un vino versátil para la práctica del maridaje, capaz de dialogar tanto con quesos frescos y suaves como con curados y de mayor potencia.

Uno de los principios fundamentales a la hora de combinar vino y queso es la búsqueda del equilibrio. Un queso de sabor intenso encuentra afinidad con un vino de cuerpo robusto, mientras que un queso fresco y delicado requiere de un vino más ligero que respete su suavidad. Esta regla básica guía la propuesta de DEMUERTE WINES, que identifica en cada vino DEMUERTE unas cualidades específicas que se expresan con mayor plenitud en función del tipo de queso elegido.

Un vino para cada tipo de queso

En el caso de los quesos azules, como el Roquefort o el Cabrales, la intensidad y potencia de su sabor encuentra el contrapunto perfecto en vinos dulces capaces de suavizar sus matices. DEMUERTE WINES recomienda para esta combinación su referencia DEMUERTE ROSÉ, un vino de perfil afrutado y fresco, con aromas florales y notas de fresa y cereza, cuya acidez equilibrada y final largo realzan la complejidad de este tipo de quesos.

Los quesos cremosos y frescos, como Brie o Camembert, demandan vinos blancos ligeros que acompañen su textura untuosa y sabor delicado. Para esta categoría, la propuesta idónea es DEMUERTE WHITE, un vino moderno con aromas a frutas blancas, cítricos y notas tropicales, cuya frescura en boca, untuosidad y final prolongado refuerzan la armonía con quesos de textura suave.

Cuando se trata de quesos curados de gran carácter, como el Manchego o el Parmesano, resulta imprescindible un tinto con cuerpo y estructura. DEMUERTE CLASSIC, elaborado con uvas seleccionadas y caracterizado por su color rojo intenso, notas de fruta negra y roja, toques de roble y especias, ofrece una experiencia sensorial que se integra de manera natural con la firmeza y sabor profundo de estos quesos.

Por último, los quesos de oveja, entre ellos el Idiazábal, requieren tintos de crianza con mayor complejidad. DEMUERTE DELUXE y DEMUERTE BLACK, envejecidos en barrica y con una estructura sólida, potencian los matices de estas variedades gracias a su combinación de notas balsámicas, especiadas y de madera.

La propuesta de DEMUERTE WINES confirma que el maridaje entre vino y queso es una experiencia que trasciende lo gastronómico para convertirse en un ejercicio cultural y social.

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